jueves, 8 de noviembre de 2012

Etapa 2: Molinaseca - Alto do Poio (78 kms) Parte II


Después de la parada un rato de carretera en paralelo al camino estrecho por el que iban los peregrinos, rodeado de bosques preciosos y pequeños pueblos que se iban sucediendo, aquí una pequeña crítica al camino y es que en muchas ocasiones te encuentras el camino desviado aposta para pasar por "ciertos lugares" esto es bares o sitios que en muchos casos te esperan con los bolsillos abiertos y es que en parte el camino es un gran negocio.
 Aún así como llevaba muchos kilómetros y pocos sellos en mi acreditación decidí parar en uno en un pueblo muy pequeño, la verdad es que esa parada marcó el resto de mi Camino. Cuando entré bastante castigado ya por la etapa, la dueña del hostal-bar al verme tan cansado y preguntando tanto por el final de mi etapa, me preguntó de dónde había salido al contestarle que Molinaseca frunció el ceño y empezó con su charla-tirón de orejas, al decirme que iba demasiado deprisa que eso no era hacer el camino que el camino hay que vivirlo, disfrutarlo no pensar cuantos kilómetros faltan ni nada así, olvidarse de kilómetros y simplemente recorrerlo. Hasta ese momento es cierto que había seguido un ritmo muy alto, no en los pueblos en los que circulaba casi al paso de los peregrinos para disfrutarlos pero sí en los caminos. Desde ese momento decidí bajar mi ritmo y empezar a disfrutar de verdad del camino de lo que me rodeaba, olvidarme del móvil y sobre todo de contar los kilómetros. 

Así que empecé por relajarme tomando una caña en la terraza del bar dónde primero me junté con unos peregrinos franceses y después con unos de los peregrinos más simpáticos que me encontré un pequeño grupo de coreanos muy jóvenes que aunque hablaban poco inglés si reconocieron el "gangnam style" y se pusieron a cantarlo, yo me uní en el estribillo, un gran momento de mi camino.

Empanada vegetal, estaba increíble
No sé si debido a mi gran voz pero el caso es que, al poco de iniciar de nuevo la marcha, se puso a chispear. Cada vez me acercaba más a Cebreiro y aún con mi nuevo paso mucho más lento notaba bastante cansancio, así que decidí tomarme un descanso y comer para ya posteriormente afrontar la subida.
Para comer paré en una casa cuya parte de abajo era una panadería artesana, tenía ganas de comer empanada y me imaginé que ningún sitio mejor para ello. Efectivamente no me equivocaba la lástima que sólo le quedaba una pequeña ración de empanada de verduras eso si increíblemente buena. 

Como seguía chispeando decidí alargar mi parada  y me tiré un largo rato hablando con la dependienta de la panadería, se interesó en mi viaje le conté mis anécdotas cuando llegué a la parte de mi visita a la cruz del Ferro y cómo dejé mi pulsera de la "buena suerte" decidió regalarme una pulsera para compensar la pérdida de la otra esperando que me trajera, como poco, la misma suerte.

Mi siguiente parada fue en un supermercado, una buena manilla de plátanos para prevenir calambres, que colgué del sillín ante las risas de varios peregrinos que me bautizaron como Balú.

Y al fin llegó el momento que me tenía obsesionado todo el día, Cebreiro, que me recibía sin lluvia y con unos paisajes dignos de cuento de hadas...
Las vistas antes de iniciar la ascensión
Y que deciros del Cebreiro, hay que sufrirlo para poder describirlo bien, en principio hay 3 rutas por las que subirlo una la más tendida y fácil pero se hacen como 16 Kms extras es a través de la N-VI, otra es seguir todo el rato el camino de los peregrinos nada aconsejable por lo que leí y la tercera es la que tomé yo seguir la ruta de los peregrinos hasta una marca en la carretera donde se divide en dos el camino para peregrinos y bicigrinos. Una carretera estrecha apenas transitada (no me crucé con nadie en toda la subida) pero que está bien asfaltada. La mejor manera de resumir el Cebreiro tal vez sea esta foto:

Al fondo se aprecia la pendiente que hay en algunos momentos, donde aún con el plato pequeño y el piñón más grande te acuerdas de todas y cada una de las cosas que llevas en las alforjas, y eso que yo decidí ser muy estricto y apenas llevar peso, pero aún así en muchas ocasiones la rueda delantera de la bici se levantaba.

Los primeros kilómetros apenas paré y mantuve un ritmo si bien lento, continuo, pero cuando faltaban 5 kilómetros las fuerzas me empezaron a fallar. Recuerdo que, marcado con pintura blanca en la propia carretera, había indicaciones de la distancia que faltaba, así me pude dar cuenta aún más, de lo mucho que se tardaba en recorrer un sólo kilómetro, a poco más de 4 kilómetros tuve que hacer una larga parada, recuerdo dejar la bicicleta en el arcén y tirarme en un pequeño claro, las nubes se habían ido dejando paso a un sol otoñal de los que achicharran. Pero todo el cansancio compensaba con la paz y los hermosos paisajes que se podían disfrutar, Cebreiro es duro pero a la vez muy muy hermoso.
Después de una larga parada y pensando que llegaba ya al fin del puerto llegué a una pequeña aldea con un hostal-bar encantador, la música de gaitas que provenía de dos viejos altavoces colocados en el exterior le daba un aire distinto, decidí parar a tomar algo para celebrar que ya casi había vencido al Cebreiro, aún más convencido cuando la dueña del hostal me dijo te quedan "2 kilómetros pero muy flojitos ya". Lo celebré demasiado pronto, una jarra de cerveza (el combustible del bicigrino) y un pincho de una enorme tortilla y a disfrutar del lugar y de la música, mientras disfrutaba de mi bien merecido descanso pasaron delante mío los dos únicos bicigrinos que ví en toda la subida, una pareja iba desmontada de sus bicis con un gesto de cansancio que imagino se parecía en mucho al mío.

También conocí a un peregrino belga que me contó que era su cuarto camino que el anterior lo había hecho en bici y que el recorrido que yo iba a hacer en 5 etapas el lo hizo en dos, si mal no recuerdo creo que me dijo que hizo Leon - Cebreiro y Cebreiro - Santiago Para un total de 1600 kilómetros cuando llegó. En el bar en el que estábamos un cartel de Mahou,que pude encontrar en muchos bares indicaba 154 kms a Santiago... os podéis imaginar cuanto andaba cada día.
Y ya sólo dos kilómetros más, salí del pueblo a buen ritmo parecía que era verdad que era más suave la pendiente, pero tras una pequeña curva un repecho tremendo hizo que me acordara del pincho de tortilla y no me quedo otra que poner pie a tierra y hacer unos 500 metros desmontado. Después de ese duro repecho un falso llano y.... ¡al fin! Cebreiro, fue un subidón tremendo conseguir llegar, me recibió la música de Luar na Lubre y su "A son do ar" una canción que tengo asociada a la primera vez que visité Galicia.En Cebreiro en su pequeña ermita sellé mi credencial del peregrino, un sello especial y tal vez mi preferido de todo el camino, además es tan grande que ocupa dos huecos de la acreditación, fue un momento muy emocionante. Cebreiro es un pueblo precioso de pequeñas casas de piedra dónde parece que el tiempo se ha detenido, estaba deseando darme una ducha y poder disfrutar de un paseo por sus calles...

Estaba tan cansado que así salió la foto
Pero a partir de ahí todo se torció hasta el punto de pasar los peores momentos de mi camino, busqué alojamiento en Cebreiro y tras preguntar en el albergue y en un par de sitios más, una "amable" hostalera me dijo que dejara de buscar que en todo Cebreiro no había, que siguiera adelante, ante la pregunta de cuál era el siguiente lugar donde podía alojarme simplemente pasó de mi. Al menos gente del lugar me dijo que a 6 kilómetros encontraría algo.
Así que no me quedaba otra que continuar, había gastado mis pocas fuerzas en llegar a Cebreiro pensando que esa sería mi meta pero ahora descubría que no era así y además se me hacía muy tarde. Salí de Cebreiro y otro contratiempo, decidí seguir una indicación que me llevaba por una tremenda cuesta abajo de unos 2 kilómetros que mis piernas agradecieron pero cuando acabé la bajada un señor que cuidaba de su huerta me miró e hizo un gesto negativo con su cabeza, sabía lo que iba a decir "te has equivocado tienes que volver". Así que dos kilómetros más de subida y lo que es peor perseguido por un perro que aún no se muy bien de dónde salió. Cuando terminé de subir vi donde estaba mi error una pequeña flecha apuntaba a un camino estrecho (apenas entraba la bici) y oculto, así que decidí seguir la carretera principal.

El primer lugar que encontré fue un hostal, de nuevo completo y me dijeron que seguro que en Hospital encontraría alojamiento, otros 5 kilómetros más que en mi estado eran como 30, al llegar a Hospital nueva decepción: en el albergue quedaba una cama y a pesar de ser las siete de la tarde no me dejaban entrar por si llegaba algún peregrino. Entendía que los peregrinos tuvieran preferencia pero siendo las 7 de la tarde y estando yo realmente cansado podían haberme dejado pasar y aunque hubiera sido hubiera dormido en el suelo. Un amable peregrino se puso de mi parte y ni con esas, insistí bastante porque yo sabía cual era el siguiente punto donde podría buscar alojamiento, el alto do Poio el punto más alto del camino en Galicia otros 6 kilómetros de dura subida.
No me quedo otra, la subida fue dura pero había conseguido recuperarme un poco y no fue tan difícil como esperaba. Al coronar encontré dos hostales, ningún albergue. Sabía que o me quedaba allí o tenia que seguir 15 kilómetros más a Triacastela eso sí de bajada, decidí quedarme ahí y elegí el hostal que queda a la izquierda según se corona el alto, no recuerdo el nombre (Santa Marta o Santa Maria o algo así no recuerdo bien) pero desde aquí a todo el mundo que haga el camino que EVITE ESE LUGAR así en mayúsculas me esperaba un rato digno de película de Pilar Miró de la España más profunda.

Empezamos con mi aventura en ese lugar, al llegar mis pintas de estar muerto y mi cara de alivio cuando me confirma que había habitaciones hace que el señor añada la coletilla "pero son 30 euros la noche". Estaba tan cansado que en ese momento me dio lo mismo, luego pude comprobar que había subido el precio de la habitación en 10 euros. A la hora de enseñarme la habitación cuando estaba a punto de dejar las alforjas encima de la cama me empezó a gritar que a ver que narices hacía y que si quería pagar la factura del tinte.
Interior del hostal de Norman Bates,
sí, son cintas de casette
Hora de cenar el menú era horrible así que me decidí por un bocata. Le pedí que me pusiera un bocata de bacon queso y si había tomate pues con tomate, nuevamente el hombre empezó a gritar que eso era "una mariconada" y que ahí sólo servían bocatas de bacon sin nada más, que a ver que era eso de poner más cosas a un bocadillo. Afortunadamente y ante los gritos salió la que debía ser su mujer y de manera calmada y con mucha educación me pidió disculpas y me dijo que lo hacía ella que no me preocupara, eso sí mi amable hostelero se cobró su venganza cuando me pidió 8 euros por el bocadillo y una cerveza...
Pero lo mejor estaba por llegar un matrimonio con su hija de unos ventitantos años y un simpático perrito entró en el bar, dejando el perro fuera, el perro se puso a ladrar y fue cuando mi querido Norman Bates se desató. Empezó a gritar que iba a salir y patear el perro, que no quería ver al perro dentro de alguna habitación o los echaba a la calle. El padre intentó calmarle diciendo que el perro era de su hija y que ladraba porque la extrañaba pero que era muy tranquilo... y ahí es cuando se lió, el hostalero le dijo al padre que su hija mejor se buscaba un hombre o si no lo buscaba porque su perro... y os podéis imaginar lo que dijo que le hacía el perro a la hija. En ese momento toda la gente del hostal estaba en el comedor y en el bar sólo estábamos la familia y yo. Después de quedarme alucinado con las palabras del impresentable salté junto con el padre a increpar al hostalero que se puso aún más chulo y nos amenazó con echarnos, al final entró su mujer y puso cordura. Yo decidí que dormiría y saldría de ese lugar lo más temprano posible y ya desayunaría en otra parte...

2 comentarios:

  1. Menuda aventura,he tomado buena nota para saber donde NO debo parar.Mucho animo Jose.

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  2. A mi me pasó lo mismo que a tí en Pedrafita do Cebreiro y en Hospital da Condesa.

    Sin embargo en el alto del Poio elegí el otro albergue y con seguridad repetiré. Visita mi día 9 de camino http://audatia1.blogspot.com.es/

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